Ayudando a mi compañera Maru, Bibliotecaria de la Institución, a organizar un poco la Biblioteca Escolar, me encontré con este libro y su título me pareció interesante; Maru contribuyó a que iniciara su lectura pues a grandes rasgos me comentó de su contenido. Y en verdad, Mónica Lavín te sugiere formas diferentes para acercar a la lectura, no sólo a los adolescentes sino a las personas en general; a mí, en lo personal, me agradó mucho su contenido, sobre todo porque habla con la realidad. Leer como rebeldía, es el primer título con que nombra al primer capítulo de su libro y de verdad que tiene toda la razón. Por todos lados nos hablan de lectura, lectura y más lectura y hasta me he atrevido a afirmar que, "en lugar de despertarme el gusto por la lectura, terminaré odiándola" y con cierta pena, me doy cuenta de que no es así, por el contrario, me ha agradado tanto la forma en que te va introduciendo en las palabras, en las ideas, en los párrafos y en cada una de sus páginas que, poniendo en práctica sus sugerencias despiertas ese interés y avidez de leer, incluso, hasta en tí mismo. Mónica Lavín conoce las carencias que la lectura tiene en cada uno de sus "lectores", pero también conoce (y esto es lo más importante), la forma en que, haciéndonos reflexionar, podremos hacer uso de la lectura ya no por obligación, sino por la mera convicción de los beneficios adquiridos con su práctica. Cada capítulo inicia con un panorama general acerca de la lectura, luego te conduce hacia una breve reflexión, rescatando elementos teóricos y personales y, por último (¡¡¡y muy importante!!!), te ejemplifica lo planteado al inicio con la lectura de un párrafo, texto o cuento que reafirma lo anteriormente descrito.
En el contenido de "Leo, luego escribo", me agradaron mucho los cuentos: "El almohadón de plumas" de Horacio Quiroga y "El enemigo" de Anton Chéjov, ya que están redactados de una manera que no quieres dejar de leerlos hasta llegar al final; te envuelven en la trama y cuando llegas al clímax y, aún, al final de cuento, tienes la sensación agradable de continuar o iniciar la lectura del siguiente capítulo.
El libro aún no lo termino de leer, no porque ya me haya aburrido, o esté demasiado extenso, o porque no le dedique el tiempo necesario... más bien es por la simple razón de poner en práctica una de las sugerencias que Mónica Lavín hace en el desarrollo de su contenido: disfrutar cada cuento, cada página, cada texto, cada párrafo, cada línea escrita dándole su tiempo y espacio para asimilar su contenido, saboreando sus palabras y su esencia.
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